Hay actitudes que separan más que las distancias

Las actitudes de una persona puede abrir o cerrarle puertas a nivel personal y profesional, sin importar los atributos físicos o sus habilidades y destrezas

Una mala actitud tiende a alejar a las personas de tu entorno, aunque estas sean familiares, compañeros de trabajo e incluso tu pareja.

Tus acciones y actitudes pueden ahuyentar  a las personas sin darte cuenta. Pese a ello, tu entorno es el primero en percibir una mala vibra de tu parte. Por lo que de forma automática prefieren establecer distancia, pese a que tus palabras tiendan a emitir un mensaje completamente opuesto.

Tener una actitud negativa tiende a ser aislada en cualquier círculo social. Esto se debe a que es percibida como una posible amenaza para las interacciones humanas. Debido a su tendencia al conflicto y a los enfrentamientos sin motivo, dificultando así la convivencia y su posible inclusión en las actividades realizadas en grupo.

Y es que las actitudes son una expresión de nuestros pensamientos ante la sociedad. Nuestras acciones develan la intención y prejuicios que conllevamos, de ahí que sea tan fácil etiquetar a las personas con buena o mala actitud.

Al respecto, Viktor E. Frankl afirmó: «todo le puede ser arrebatado al ser humano excepto la última de las libertades: la actitud con que se enfrentará a una determinada circunstancia”. Haciendo referencia a que la actitud no puede ser falsificada.

Desde la infancia, el entorno nos trasmite un ejemplo del cómo interactuar con la sociedad, con el tiempo a este modelo le añadimos nuestras experiencias propias e interacciones, hasta moldear nuestra actitud y personalidad. Aunque esto no implica que sea un factor fijo, al contrario, podemos cambiarla y mejorar, según sea de nuestro interés.

La importancia de las actitudes en la convivencia social

Una actitud buena o mala es capaz de beneficiar o entorpecer las relaciones sociales, especialmente cuando se trata de actitudes negativas Estas pueden llegar al punto de alejar a las personas de nuestro entorno personal o profesional. A continuación te presentamos tipos de actitudes que puedes encontrar en el día a día:

Desinteresada o integradora. Una actitud más positiva, facilita la convivencia por excelencia. Mostrándose disponible y atento a un intercambio y al beneficio mutuo, por lo que es fácil acercarse a las personas que poseen dicha actitud.

Manipuladora. Es la que poseen aquellas personas que están interesadas únicamente en su propio beneficio sin importarle los intereses de quienes le rodean. Para ello, estará dispuesto a emplear cada palabra y acción a su favor, sin considerar las posibles consecuencias que ello pueda traer para el grupo.

Interesada. fácil de encontrar en personas que tienden a victimizarse y a llamar la atención. Tienden a fijarse en las personas basándose en las necesidades e intereses que le pueda generar ya sea a nivel emocional, monetario o profesional.

Agresiva. una de las actitudes más conflictivas, yace en personas con mentes cerradas a las opiniones de los demás. Se basa en sus prejuicios y no están dispuestos a dialogar o establecer una relación de empatía con su entorno.

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