Joven indígena está cerca de graduarse de abogado y sueña con defender los derechos de su pueblo

Un ejemplo de ello es Omar Gutiérrez, un joven de 25 años, originario de una comunidad wichi de Salta en Argentina

Los sueños de una persona son una fuente de energía, de anhelo y de motivación que se traducen en un esfuerzo y dedicación inigualable con el objetivo de alcanzar esa meta

Un ejemplo de ello es Omar Gutiérrez, un joven de 25 años, originario de una comunidad wichi de Salta en Argentina. Quien abandonó su vivienda, conocidos, idioma, costumbres y a su familia por ir a Buenos Aires, a estudiar la carrera de Derecho y así poder defender a su pueblo.

Omar nació en Misión Chaqueña, una comunidad indígena de unos 5.000 habitantes, a quienes dejó atrás cuando se mudó a la capital persiguiendo su sueño. Sus familiares y amigos respaldaron su atrevida aspiración y fueron su fuente de inspiración durante las dificultades.

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Y es que para poder estudiar abogacía, tuvo que primero aprender el idioma español para atender a las clases y entregar las asignaciones. Tal es la dedicación que el joven Omar demostró por ser el primer abogado de Misión Chaqueña, que incluso una amiga desde Inglaterra le brinda ayuda económica.

Un joven que lucha contra las injusticias

Al ser cuestionado sobre los motivos tras su decisión de mudarse a la capital el joven explicó: “Estoy estudiando abogacía porque veo mucha injusticia contra nosotros. El Estado no llega y somos más vulnerables”. En clara referencia a las injusticias que padecen los pueblos indígenas por parte de ciertos sectores de la sociedad.

La infancia del joven Omar estuvo rodeada de pobreza y de un ambiente carente de esperanzas y sueños, con personas resignadas a continuar con las labores heredadas de sus familiares.

Sin embargo, el joven rechazó ser carpintero como su padre, y comprendió la importancia de los estudios para recorrer su propio camino y cumplir su meta.

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El último empujón que necesitaba el ahora futuro abogado, llegó en forma de beca por parte de la ONG Lewet Wichi, que se encarga de apoyar a jóvenes con sueños de superación como Omar.

 “Mi mamá me enseñó que hay que seguir los sueños, que no hay que abandonar. Si me fui ahora no puedo volver con las manos vacías. Mis papás en unos años más no van a poder trabajar más y ellos tienen fe en mí. Yo espero poder tener un trabajo para poder mantenerlos”, manifestó el joven Omar.