Perseguir a los que nos hacen daño, una forma de condenarnos al malestar

Si dejamos que nuestra autoestima quede ala deriva, o en manos de los demás y de quienes disfrutan controlarnos y ejerciendo poder obre nosotros. Llegamos a sumergirnos en una infinita persecución para poder creer recuperarla sin generar ningún malestar.

Sin embargo, la realidad es que lo único que hacemos es despreciarnos a base de rechazos y aceptaciones a medias y con condiciones de malestar. Es por eso que, debemos perseguir los que nos hacen daño, por tanto, una de las tantas maneras que hay es el no querernos.

Si hablamos del verdadero amor, no es más que el deseo inevitable de poder ayudarnos y ayudar con base a nuestra autenticidad. Aunque si perseguimos a los que nos hacen daño no es una forma de no encontrarnos, sino de conseguir.

Aunque si estamos en una relación y nos damos cuenta de que pudieron evitar algo de sufrimiento, el otro no lo hace, es un claro indicativo de que no le importamos como deberíamos.

Lo que realmente sucede es que estamos tan cegados que no vemos como el resto de personas pueden llegar a manipularnos y aprovecharse de nosotros en su beneficio.

Tú eres la única persona que puede detenerlo sin generar malestar

malestar

Si realmente existe el amor, cuidar a nuestras parejas es un contrato inherente con el corazón. Por eso, hay que estar cegados sin ver si la otra persona corresponde a los sentimientos que les brindamos.

Por lo que, si notamos que nuestra pareja nos hieres como una forma de mantener la relación es un buen momento para poder detenerlo, porque nosotros tenemos esa potestad de hacerlo.

Las personas con la que compartimos en nuestra vida nos hace sentir mal de manera frecuente, por lo que tenemos que preguntarnos si esa persona nos aporta o nos quita algún malestar. De ahí, la respuesta para obtenernos si al final queremos compartir el resto de nuestra vida de es manera.

Cuando cerramos una etapa de la vida, el decir adiós a quienes amamos, es una de la experiencias más tormentosas y circulares que pueden ocurrirnos en el mundo de las emociones. Lo más difícil no es el primer beso, sino el último.

Ese último beso nos puede salvar de muchos desagravios. Cuando nuestra pareja nos hiere de forma continuada, puede que la falta de autovaloración que termine calando tan dentro de nosotros que ya no sepamos discernir lo que somos de lo mal que nos hace sentir.

Solo nosotros podemos parar ese dolor emocional que se causa, ya que una vez que comienzan a herirnos, donde no hay camino que el amor propio.

¿Miedo a estar solos, devoción o esperanza?

Una relación de pareja puede salir mal, debemos tener presente esto en todo momento. La única manera es aceptar que se acabó. Lo que será muy complicado gestionar la situación y el daño acabará convirtiéndose en miedo, esperanza o devoción.

Psicólogos afirman que el desamor puede llegar a ser más doloroso que la muerte de alguien. Por lo que, cuando hay el rompimiento de una pareja, no existe aceptación, el sufrimiento puede alargarse durante un periodo largo de tiempo.

En pocas palabras, los sentimientos que contienen algo de subestimación de la propia persona y exaltación de la persona amada, generan sentimientos negativos como: la obsesión, miedo a estar solo y la devoción hacia la otra persona.