La parábola zen que nos hace cuestionarnos nuestra forma de afrontar la vida

Conoce todos los detalles de esta hermosa reflexión conocida como la parábola zen, debes aprender a vivir bajo esta creencia tan hermosa

Vivir la vida es algo bastante importante sin embargo, la manera en la que nosotros la vivimos lo es mucho más importante de lo que crees, es increíble tener un estilo de vida adecuado sin embargo no muchos saben cuál es el mejor.

Cada cabeza es un mundo y eso lo sabemos, cada persona tiene sus propias características, su forma de ser, tiene aspectos impresionantes para muchos y otros que a muchas personas no le agradan pero así somos y debemos aceptarnos.

Como ya lo sabes cada quien tiene la perspectiva de ver las cosas, cada persona ve lo que le rodea de una manera diferente y cada quien interpreta y analiza su vida como más le parece y eso está bien pero hoy queremos ayudarte con algo.

Siempre es necesario un empujoncito para que nosotros veamos las cosas tal y como son, para que reflexionemos acerca de nosotros mismos y hoy te traemos una parábola que te hará pensar acerca de cómo afrontas la vida.

Hermosa parábola para reflexionar

Cada uno de nosotros en algún momento de su vida ha creído que tiene el éxito en sus manos, o simplemente cree que todo lo que hace está bien, otros simplemente creen que todo les sale mal pero es momento de reflexionar acerca de cómo nosotros afrontamos la vida y los problemas que esta nos pone.

Hay una parábola zen que puede ayudarte a reflexionar y la compartiremos contigo en este post y dice así.

“Dos monjes zen, Tanzan y Ekido, regresaban al monasterio después de un largo viaje. El día antes había llovido, por lo que el camino estaba lleno de lodo. Cuando pasaron cerca de un pequeño pueblo, encontraron a una joven que vestía un espléndido kimono dorado.

Para proseguir su camino, la joven debía atravesar un enorme charco de agua. Ante aquel obstáculo se quedó pensando que, si mojaba su kimono, lo arruinaría y su madre la reprendería duramente.

Sin dudar un segundo, Tanzan se acercó a la joven y le brindó su ayuda: la cargó sobre su espalda hasta el otro lado del charco. Luego ambos monjes prosiguieron su camino.

Cuando llegaron al monasterio, Ekido, quien se había mostrado incómodo durante el resto del viaje, le reprochó en tono áspero a su compañero:

– ¿Por qué has tomado a esa joven en brazos? ¡Sabes que nuestros votos nos lo prohíben!

Tanzan no se turbó, miró a su compañero de viaje y le respondió con una sonrisa:

– Yo cargué aquella joven hace algunas horas, pero tú aún la llevas sobre tu espalda”

Como lo pudiste ver, esta parábola nos hace reflexionar acerca de todo eso que nosotros mismos nos ponemos, esas ataduras y limitaciones a causa de nuestras creencias o incluso por los estereotipos impuestos por la sociedad y como utilizamos esto para criticar a los demás. Esperamos que te haya gustado

Acerca del autor

Pedro Lisperguer

Más conocido como Lysander, es Autor, Blogger Apasionado, Facilitador Mindfulness y Desarrollo Humano, además es Seo en Sensei digital Agencia de Marketing dedicada a crear y promover proyectos que aportan valor a la sociedad.

Ver todos los artículos